Uno de los tantos efectos “secundarios” del etnocentrismo es la enorme dificultad de acceder al conocimiento de culturas “periféricas”. Esto no es casual y parte de nuestra labor debe consistir en derribar poco a poco esas fronteras que nos incapacitan ampliar el conocimiento y encontrarnos entre nosotras. De la mano de Anisa Wahab -una de las figuras femeninas más importantes del teatro Afgano- hemos podido conocer este admirable proyecto:
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