El compañero, activista y teórico teatral Julián Boal, hijo de Augusto Boal, estuvo en madrid deleitándonos con su magnífica postura frente al teatro, la cultura, la política y este sistema capitalista. Un capitalismo que cada vez más, convence a las personas de las artes y las cultura a reforzar el pensamiento hegemónico, sin ninguna crítica que valga para el cambio ni para la consolidación de un dispositivo que anime en el transcurso de la lucha por la emancipación.
Augusto Boal formuló el teatro del Oprimido durante los años sesenta y más concretamente dentro de la dictadura militar que sufrió Brasil en 1964 con el apoyo evidente de EEUU. La consolidación del Teatro del Oprimido se formula en un contexto altamente activista; el Brasil de la militarización, de la dictadura, fue el Brasil de la lucha “pos-colonial”. No olvidemos que en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta las dictaduras latinas son la respuesta a un cono sur que iba en constante crecimiento revolucionario: Montoneros y ERP en Argentina; MLN-Tupamaro en Uruguay; MIR en Chile; ALN en Sao Paolo-Río-Belo Horizonte; etc. Atraídos todos ellos por la Revolución de Cuba y la resistencia del FLN-Argelino.
Boal comprende dentro de este contexto que el teatro, el actor, no debe ser separado del público. Entiende que para unificar la lucha todas debían compartir la experiencia teatral dentro y fuera del escenario. Este descubrir pronto debió ser re-formulado cuando en plena escena un campesino, Virgilio, comprendió: “ Mañana iremos ustedes y nosotros a verte sangre por nuestra tierra” Boal no pretendía ir tan lejos, aquello le enseñó que el Teatro del Oprimido debía ser un ensayo para la revolución, un ensayo para la transformación, ensayo para el cambio. NO es la revolución, no es el cambio, el Teatro del Oprimido dice que no, dice que es solamente una etapa en una marcha mucho más extensa. El camino revolucionario no es nada sencillo.
Julián Boal nos dice: “Después de 15 años de práctica del Teatro del Oprimido, en la gran mayoría de los casos no creo que cumpla con la promesa de ser un teatro realmente emancipador, no es que siempre no lo es, pero en la mayoría de los casos no es un teatro politizante” “Hoy por hoy lo importante es quedarnos con el ensayo para...”
Aquellos que nos oponemos a este sistema y que en nuestra práctica teatral deseamos aportar nuestro granito de arena para acercarnos, en la medida de lo posible, a ese aclamado cambio (somos consciente de que no podemos hacer mucho, pero eso no debe debilitarnos ni acomodarnos en la suma de la cultura hegemónica) siempre, siempre, debemos enfocar la creatividad con una perspectiva política, sea la forma que sea, la que más nos guste, siempre debe ir con la reflexión práctica y teórica para el cambio, de lo contrario seremos cómplices directos de la cultura hegemónica del capitalismo.
En esta misma web podéis descargaros el libro: “Juegos para actores y no actores.” Augusto Boal. Y aquí os dejamos con la charla del compañero Julián Boal.
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