1941 fue el año en el que la poeta rusa, Marina Tsvetáyeva, no aguantó más. Tenía 48 años. Dos exilios, primero Praga (1922) y más tarde Francia (1925). Un marido fusilado por el régimen de Stalin (1941), Tres hijos, Irina, la más pequeña, murió en un orfanato al no disponer de las condiciones necesarias para mantenerla, a causa del frío y el hambre (1920). Ariadna, su hija mayor, fue dos veces secuestrada, prolongándose hasta ocho años el encierro en el Gulag (1941). A su regreso del exilio en parís, ya en 1939, padeció la reprobación oficial impidiéndole así encontrar un trabajo y un hogar. Al comenzar la Gran Guerra Patria es desterrada a Yelábuga, Tartaristán tierra que será testigo de su ahorcamiento. Un silencio devastador acompañará la acción hasta mucho después de la segunda guerra mundial.
Su poesía emerge de las ansias de convencer, primero a su madre (quien se obcecaba en convertirla en pianista) y luego al mundo, de que ella pertenece a ese espacio de tinta y papel. Su cuidadoso y detallado lenguaje, su excentricidad y capricho, su compleja personalidad convierten su poesía en un sello inconfundible. Su batalla es la sexualidad femenina, la tensión y las pasiones femeninas, el exilio, la identidad y la amargura de quien quiere y no puede. Juega en la contradicción literaria del neoclasicismo y el simbolismo. Despista así a sus contemporáneos rusos quienes la juzgan de ambigua y falta de compromiso político, llegando incluso a ser rechaza por el periódico The Lastest News con quien había tenido estrechas colaboraciones. Sí mantiene una íntima y dulce relación con escritores como Rainer Maria Rilke, Pasternak, Anna Teskova, Boris Parternak. Atrajo la atención del poeta y también crítico Maximilian Voloshin, con el que mantendría una profunda y larga amistad y lo convertiría en su mentor. El alcance del talento de Tsvetaeva se desarrolló rápidamente. Escribió más de treinta libros, nueve volúmenes de Poesía, cinco títulos de teatro, y otros tanto de verso y prosa.
Se casó siendo muy jovencita, para Marina Tsvetáyeva el matrimonio no fue más que un acontecimiento burocrático con una pizca de amor, sin embargo su gran amor fue Sofia Parnok, también poeta rusa y que sin la menor duda dejó importantes rastros en la poesía de ambas mujeres. Mantuvo igualmente una relación epistolar durante largos años con Boris Parternak, y “El Poema del Fin” se inspira en un romance que tuvo con un ex oficial durante su estancia en Praga. Nada le impidió mantener amoríos a lo largo de su vida.
Conoció el hambre, el frío, el destierro, la guerra, la enfermedad, la pérdida, la mendicidad, el amor, la pasión, la desesperación y la derrota. En 1941 Tsvetaeva y su hijo fueron desterrados a Yelabuga donde desesperadamente buscó trabajo sin éxito. Sin medios para sobrevivir, en agosto de ese año partió para Chistopol donde residían a la mayoría de las familias de escritores. Su solicitud de residencia fue denegada y tuvo que regresar a Yalabuga. El 31 de agosto Marina Tsvetaeva se ahorcó. Al parecer fue enterrada en la misma Yelabuga pero se desconoce el lugar de su sepultura. Existen dudas de que haya sido un suicidio, ya que el día de su muerte estaba sola en la casa de la familia que la acogía. Algunos residentes afirmaron que agentes de la seguridad llegaron a la casa y la forzaron a suicidarse. En el pueblo de Yelabuga, la casa donde vivía es ahora un museo.
Nos ha dejado toda una obra de incalculable valor, tenaz y llena de bravura, que gracias al esfuerzo de su hija mayor, Ariadna Efrón (quien obtuvo la restitución junto a su padre ya fusilado en 1955) por recopilarla y salvarla de las ruinas y el olvido hoy podemos apreciar.
Su obra tiene un lugar innegable dentro de literatura rusa y ha sido traducida al castellano por la escritora y traductora eslava Selma Ancira.
Libros de versos
Álbum de la tarde, 1910
Linterna mágica, 1912
De dos libros, 1913
Campo de cisnes, 1917-1921
Leguas, 1921
Leguas, 1922
Fin de Casanova, 1922
Separación, 1922
Versos a Blok, 1916-1921
Psique, 1923
Profesión, 1923
Después de Rusia, 1922-1925
Versos a Chequia, 1938-1939
Poemas
Hechicero, 1914
Don Juan, 1917
Doncella reina, 1920
Un bravo, 1922
Poema de una montaña, 1926
Poema del fin, 1926
Poema de Escalera, 1926
Сazador de ratas, 1926
Siberia, 1930
Obras para teatro
Ventisca, 1918
Valet de corazones, 1918
Angel de piedra, 1919
Ariadna, 1927
Fedra, 1928
Prosa
Madre y música, 1934
Mi Pushkin, 1937
Relato de Sónechka, 1937
Memorias sobre Maksimilián Voloshin (1932), Andréi Bely (1934), Mijaíl Kuzmín (1936), Borís Pasternak (1933), Valeri Briúsov (1925)
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